El titulo es "Controltitución"
El autotransportador había parado delante de su casa, un tranquilo
vecindario tapizado de enormes olmos y robles de largas ramas.
Salio con tranquilidad del porche, protegido por un enorme abrigo del
intenso frío nocturno bruselense entrando en la parte de atrás del
autotransportador.
El sillón de cuero estaba duro,
solo cerrarse la puerta el auto arranco hacia su destino, no hacía falta
indicarle cual, el ordenador central de Control dirigía todo el trafico, no
solo de Bruselas, de toda Europa.
Mientras miraba la ciudad no pudo reprimir el acto reflejo de buscar un
cigarro, sonrió con sorna su estupidez, él mismo, hace 10 años, fue uno de los
impulsores de la Ley de Protección Sanitaria XII, la cual prohibía el tabaco y
el alcohol.
La ventana refleja el rostro de un hombre moreno, de espeso bigote con
algunas canas, las múltiples operaciones hacían aparecerlo un cincuentón, que
gran mentira de la ciencia, en verdad estaba cerca de los 80 años, con suerte llegaría
a los 140 años, incluso el injerto biotecnológico de su cerebro había vencido
un principio de Alzheimer, - si no lo lograba su cuerpo, lo lograría con su
dinero y la tecnología - .
Volvió su atención a la ciudad, ya se encontraba en el centro de la
ciudad, no había nadie en la calle, solo aquellos que tenían pase especial podían
estar a estas horas de la madrugada, en el cielo se iluminaba en 3D mensajes
del gobierno europeo dirigidos a los habitantes de la ciudad, en ese momento resplandecía
una de las frases creadas por una de las tantas comisiones que presidía,
“Control es Libertad”.
Mientras pensaba en los duros años de crisis europea y anulación de
identidades nacionales, el auto paro delante de un gris edificio con el rotulo Alto Ministerio de Control Genético, la
puerta se abrió, y él, el presidente de este ministerio, entro en el edificio.
El Coordinador de la Comisión de Control Genético de la zona Iberia Sur
se encontraba ante la puerta del despacho del Presidente, es un hombre joven,
elegantemente vestido, su rostro mostraba preocupación, el secretario del
presidente ya le había indicado que podía entrar, alzo el rostro y cambiando su
faz a una de tranquilidad, abrió la puerta y entro.
Era un despacho ancho cargado de cuadros y fotos de otras épocas, al
fondo un escritorio de madera, y detrás de el se encontraba su superior, el
Presidente Berger del Alto Ministerio de Control Genético, y mas atrás, en una
esquina, la bandera del Estado Europeo, una estrella dorada sobre un fondo
azul.
-
Puede sentarse Coordinador Suárez.
Carlos Suárez Eifsborg, que así es
como se llama nuestro hombre, se sentó en una de las pequeñas sillas de madera
que rodeaba el escritorio, por su mente acudió las numerosas historias y
rumores que rodeaban a su superior, las paredes del despacho reflejaba muchas
de esas historias, el crack económico del 12 y del 23, la eliminación de las
identidades y organizaciones de las diferentes naciones, la lucha con los
terroristas, los inmigrantes, las disputas en Sudamérica y Oriente por el
petróleo, todo un sin fin de complots y mentiras donde el Presidente Berger era
uno de los mayores especialistas.
-
Hemos recibido un curioso informe del ordenador madre
de Iberia Central, en la cual se detectaban dos intentos de intrusión para
cambiar el código genético de dos personas, cuyos nombres ahora no nos
importan, para que pudieran acceder a un puesto de Director Energético y el
otro al de representante de la célula de trabajadores de Sevilla, ¿Sabe algo
sobre este asunto? – Pregunto por ultimo el ministro Berger mientras levantaba
su mirada de su mesa, encontrándose con los ojos de Suárez en el momento de
terminar la pregunta.
-
Conocía este suceso señor Presidente, por eso informé
lo antes posible a la Brigada de Seguridad Europea para la posible detención de
estos criminales. – Aclaro Suárez levantando la cara e irguiendo la espalda.
-
Unos criminales que han logrado huir.
-
Yo realice mi trabajo señor Presidente, seguro que al
detectar que habían sido descubiertos huyeron, los ibéricos y los ítalos son
duros de roer.
-
Llevamos ya demasiados años detrás de ellos, y no
logramos desarticular sus grupos terroristas, los fallos se pagarán caro, no lo
tome como una advertencia, tómelo como una amenaza, ¿a quedado claro
Coordinador Suárez?, tenga presente el juicio de valor de su precededor, él
muerto y su familia en la cárcel subacuatica de Canarias.- Declaró Berger con
un tono claro de amenaza.
-
Si señor Presidente, pondré a todos los efectivos para
proteger los archivos genéticos y averiguar la fuente, no fallare.- Confirmo
Suárez con un tono de confianza.
El presidente Berger le miro de forma penetrante durante varios segundos,
mentía bien, pero estaba claro que era solo un peón, ¿Por qué dejar que solo
los rebeldes y traidores jugaran con él?, ahora también le tocaba jugar, era
listo, se creía listo, era un peón interesante.
A continuación puso la mano encima de la consola de su mesa y apareció
sobre ella a pocos centímetros una pantalla llena de imágenes, tras elegir
varias opciones en los diferentes menús, eligió uno y se quedo leyendo, Suárez
intento leerlo, pero su posición al otro lado solo le permitía leer al revés
las letras y números, pero sabía que estaba leyendo los informes de las dos
personas que habían intentado falsificar su código genético, era el programa
madre de Control Genético Europeo, llamado CEGEO, la mayor base de datos de
Europa del código genético de todos los europeos y sus familias desde hace 20
años, en ella no solo indicaba su código genético, sino también el máximo rango
que podía alcanzar en la Sociedad Europea, los traidores no solo se condenaban
a si mismos, sino también a toda su descendencia.
-
Los objetivos eran Luis Zambrano Casillas y Javier Díaz
Sainz, ambos pertenecientes a familias de peligrosidad genética alta, el
intento de intrusión fue localizado en la Ciudad Estado de Cádiz, ¿se sabe algo
del ordenador usado y su conexión? – A pesar de su pregunta conocía exactamente
la respuesta, “desconocido”.
-
No lo conocemos señor Presidente, fue un pinchazo a la
red, cuando llegamos al lugar no había nada salvo un cable pelado, lugar donde
realizaron el empalme seguramente, creemos que huyeron por las costas hacia
Marruecos.
-
Bueno, eso no es novedad, tendré que hablar con la
Policía Fronteriza Europea y la Guardia de Seguridad Religiosa para que
controlen mejor la frontera marroquí, como ve, hay muchos a los que tengo que
echarles las culpas por estos fallos, puede irse Coordinador Suárez, recuerde
mi amenaza. – Finalizo el presidente Berger mientras apagaba la consola de su
mesa.
Tras salir Suárez de su despacho, volvió a encender su consola y mientras
leía los informes de las dos falsificaciones, recordaba los innumerables
problemas de identidad nacional en la Nación Europea.
Sobre todo centrada en tres antiguas y mohosas naciones, Inglaterra, España e
Italia, el primero y segundo por sus reyes en el exilio americano, que seguían
con su lucha por recuperar sus ansiados tronos, y el tercero, junto con España,
por su arraigo a otra lengua que no sea la inglesa, ¿de que les servía otra
lengua sino para crear mas problemas?, mejor todos unificados y con las mismas
posibilidades como ciudadano.
Sus cavilaciones se detuvieron cuando entro su supuesto secretario, un
hombre de incierta edad, de ojos alegres y eterna sonrisa, una perfecta fachada
en la que se ocultaba uno de los agentes del servicio secreto.
-
Los censores neurológicos implantados en el sillón me
indican que el Coordinador Suárez no me dice toda la verdad, tenéis que seguir
sus movimientos, tenéis carta libre. – Ordeno Berger sin apartar la mirada de
los datos de la consola.
-
Antes de entrar parecía muy nervioso, no parece que sea
un terrorista sanguinario sin escrúpulos, mas parecía un perro esperando a que
su amo le dé con un palo. – Ironizo Henry, ya que así era su nombre, mientras
se colocaba al lado del sillón, sin sentarse en el.
-
¡¡ Mis órdenes no se discuten, se cumplen!! – Grito con
rabia Berger mientras se levantaba del asiento – Mas vale que no falles Agente
Henry, ¿crees que eres el único agente del servicio secreto que ha estado a mis
órdenes? ¿crees que por pertenecer al servicio secreto no puedo ordenar tu
entierro prematuro?- Señalando con su dedo índice a Henry poniendo así mas
énfasis a sus palabras.
La sonrisa de
Henry desapareció al instante de su semblante, había estando a punto de pasar
el limite de paciencia del Anciano, así es como le solían llamar a Berger en la Academia y en el Cuerpo
del servicio secreto, no podía permitirse creerse mas inteligente que él, o que
Berger lo crea.
-
Perdone Señor Presidente, no era mi intención llevarla
la contraria, solo daba mi opinión como profesional, sus ordenes serán
ejecutadas sin dilación y con la mayor urgencia, en el mismo momento que
nuestro objetivo ha abandonado su despacho se ha activado el cordón de
vigilancia.
Berger se sentó,
la tormenta había acabado… de momento, pensaba Henry.
-
El coordinador Suárez es solo un peón, esta claro que
no tiene ningún poder en la organización terrorista, pero nos llevara a los que
le han ordenado realizar esos sabotajes en el sistema, es a ellos a los que
quiero, puede irse Agente Henry.
El mismo momento que pisaba la calle sintió como si arrastrara un lastre
de varios kilos de peso, sentía unas enormes ganas de correr, de huir de
aquella situación, ¿Berger le había descubierto?, y lo peor, si le había
descubierto era para poder utilizarlo para capturar a los demás miembros de la
organización, esa duda lo atormentaba.
Seguía caminando por la calle, quería perderse en su densa red, al llegar
al cruce observo la luz del Control poniéndose en amarillo, la poco autoestima
acababa de perderla, no recordaba los sistemas de control instalados en toda la
ciudad de Bruselas, no tenia permiso para abandonar la calle, estaba atrapado, el
sistema estaba conectado al implante que tenia en la muñeca izquierda, si
cruzaba alertaría a la policía y lo capturarían en pocos minutos, se paro a
pocos minutos de la luz, era un muerto en vida, miro a su moderno y caro reloj,
las 3 de la madrugada, y a continuación al oscuro cielo de Bruselas, dio la
vuelta y activo en la consola de su reloj la orden de llamada de un
autotransportador, era lo único que podía hacer.
Apenas le dio tiempo de pensar, a los pocos segundos ya había llegado su
transporte. Mientras se dirigía a su destino, el hotel en el que se alojaba,
miraba los postes de control como se iban alumbrando con luz verde mientras
pasaba su transporte por ellos, intento accionar la palanca de apertura del
vehículo sin poder abrirla, cualquier
intento de sabotaje del vehículo alertaría a la policía, la desesperación cada
vez se hundía mas en él.
Salio del transportador tras pararse delante de su hotel, la puerta de
entraba se alumbro en verde y se abrió al detectarlo y aceptar su
identificación, subió en el ascensor y entro en su habitación.
La llegada a ese pequeño refugio fue como un bálsamo, se sentó en la cama
e intento pensar en sus posibilidades, era tarde para dar marcha atrás, y los
intentos por contactar con sus compañeros habían sido infructuosos, ¿le habían
abandonado?. Tenía toda la vida por delante, un buen empleo y su familia un
futuro asegurado. Se había dejado convencer por ellos en la universidad, sus
ideales, su fuerza, su rebeldía, su compañerismo, y ahora, cuando mas les
necesitaba le habían abandonado, que vida mas absurda, solo le quedaba intentar
huir o pudrirse en alguna prisión subacuatica, cualquiera de esas dos
alternativas desembocaban en que su familia, sus padres y hermanos fueran
condenados por su error.
Ni siquiera tenía el poder de traicionar a los demás miembros, apenas conocía
a dos o tres, y seguro que tras ser descubierto el engaño huyeron. A pesar de
su juventud conocía suficiente de la vida para no dejarse llevar por el
romanticismo, no vendrían a salvarlo, al fin y al cabo, no era nadie.
Se levanto de la cama y paseo varias veces por la pequeña habitación,
intento pensar en diferentes formas de escapar, cada cual mas disparatada, la única
opción que encontraba era seguir como si nada hubiese pasado, puede que la
investigación llegara a nada ante la falta de pruebas y se salvara. Miro por la
ventana con la idea de coger el avión que tenia programado al día siguiente que
le llevaría a Sevilla, puede que lograra finalmente contactar con los otros
miembros del ejercito de liberación.
La mirada hacia el cielo de Bruselas fue como si un rayo le hubiera
impactado, un haz de luz desapareció en apenas medio segundo, sabia lo que era a pesar de la rapidez con la
que había desaparecido, era un pequeño helicóptero del tamaño de un puño que se
utilizaba para el espionaje, todos sus planes se vieron abajo, sabían que era
un traidor, volvió a sentirse en un callejón sin salida, ¿o había una solución?.
El agente Henry se apeo de su transportador delante del Hotel Terellard,
nombre de un general ya muerto hacía una década, héroe de la revolución europea
y uno de los padres de la actual Nación Europea.
Cruzo la puerta y el vestíbulo del hotel, decenas de personas, clientes
del hotel, estaban siendo interrogadas por la policía, uno de los capitanes se dirigió
a el y le indico el numero de la habitación del Coordinador Suárez.
Mientras se dirigía hacia allí no podía reprimir un punto de júbilo,
Berger había fallado, todos sus años de férreo control y de represión no le habían
servido para controlar la situación y anticiparse, aunque era solo una pequeña
batalla perdida.
Sus agentes le habían avisado de que el Coordinador Suárez no había
salido a la hora convenida para coger el vuelo hacia Sevilla, durante unos
segundos pensó que se había extirpado el controlador de identidad injertado en
la muñeca y mediante algún robot clonador de identidad logro pasar por otra
persona y huir, algo digno de un agente secreto, pero este no era el caso, Suárez
era un simple funcionario, no tenia ni los medios ni el conocimiento para hacer
algo así.
Atravesó la puerta 503, la habitación donde se alojaba Suárez, y allí
estaba nuestro hombre, pobre de él, no había encontrado otra forma, había
elegido a su ejecutor, su propia y elegante corbata, y su fin, colgado de una
de las vigas.
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